El cuerpo humano es un solo órgano, por él circulan sus principales humores: sangre, linfa, líquido cefalorraquídeo y bilis.
La sangre es la responsable de la alimentación general y es accionada por la energía magnética del sistema nervioso.
El cuerpo humano es bioeléctrico magnético, esto es comprobable mediante los electroencefalogramas y electrocardiogramas entre otras prácticas.
Por ende, el cuerpo responde perfectamente al estímulo generado por el uso de los imanes que lo llevan al equilibrio y la armonía de sus funciones vitales.
Un campo magnético atrae y repele las partículas cargadas de la sangre, creando movimiento y calor. Esto dilata los vasos sanguíneos, incrementando la circulación de la sangre y acelerando los procesos de curación y de recuperación.
Los tratamientos magnéticos basan sus principios en la energización de todos los sistemas corporales. Sus efectos permanecen varias horas después de cada sesión.
Un tratamiento continuado durante una semana o dos, diez minutos una vez al día, logran sacar al paciente de su estado de enfermedad obteniendo mejores condiciones en su salud.
Algunos de sus beneficios:
• Mejor calidad de sueño.
• Mayor agudeza visual.
• Tonificación del tejido muscular.
• Equilibrio del sistema nervioso central.
• Prevención en foto envejecimiento de la piel.
• Prevención de las arrugas y la sequedad de la piel.
• Aumento de la libido.
• Fortalece la inmunidad.
• Aumento de la energía y vitalidad personal.
• Estimulación del crecimiento del cabello y las uñas.
• Aumento de la resistencia al estrés.
• Disminución de los índices de colesterol en sangre.
• Equilibrio en los niveles de glucosa en sangre.
• Optimiza la memoria y la concentración mental.
• Optimiza las funciones cognitivas (estimula nuevos aprendizajes).
• Equilibra el metabolismo del calcio (prevención de la disminución de masa ósea).
• Prevención de los trastornos cardiovasculares.
• Acorta tiempos y optimiza la recuperación en fracturas.
• Alivia dolores y malestares.
• Excelentes resultados en verrugas y acné
Se activan las circulaciones sanguínea y linfática en general, y consecuentemente, todos los nutrientes alcanzan con mayor facilidad y eficiencia las células de los tejidos, normalizando el metabolismo general.
Las ondas magnéticas penetran la piel, los tejidos grasos y los huesos, vigorizando los órganos tras ellos, lo que deriva en una gran resistencia a las enfermedades.
Proporciona energía adicional, eliminando los desórdenes orgánicos y regulando las funciones de los sistemas corporales: circulatorio, nervioso, respiratorio, digestivo y urinario.
Los tratamientos magnéticos reforman, reaniman y aceleran el crecimiento celular, rejuveneciendo los distintos tejidos.
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