Así como el refrán dice que “una manzana podrida pudre todo el cajón”, una célula desarmonizada desarmoniza al resto.
Si nos paramos en la vereda opuesta y consideramos que las células tienen inteligencia Divina, podemos poner en marcha el mecanismo opuesto.
Cada vez que las células reciben información la transmiten al resto. Por información me refiero al poder del pensamiento y la palabra.
Como ya sabemos, eso depende total y absolutamente de nosotros mismos.
Un terapeuta o sanador solo cumple con la tarea de mostrar un camino, la decisión e intención la toma quién recibe las variadas terapias.
El terapeuta o sanador se ocupa de despertar el mecanismo de auto-sanación del consultante, por eso, solo logra sanarse quién en su libre albedrío toma las herramientas y genera el campo propicio para que la sanación resulte exitosa. El verdadero poder está en nuestro interior.
A partir del conocimiento de que somos almas, divinidades transitando esta experiencia de vida en un cuerpo físico, tomamos el mando de las situaciones físicas para armonizarlas y conseguir la salud deseada.
“Salud deseada” se refiere a lo que yo deseo, elijo, decreto y acciono en lo que respecta a mi salud. Toda desarmonía física proviene de pensamientos, que generan emociones y estas a la vez generan estados de salud.
Hoy se sabe a ciencia cierta que las enfermedades son al 100% el resultado de las emociones.
Quién decida y logre armonizar sus emociones gozará de buena salud.
Cultivemos nuestro interior para que las semillas de la buena salud den brotes que prosperen.
Prioricemos el amor a nosotros mismos, la certeza de saber quiénes somos en realidad, de que todo depende pura y exclusivamente de cada uno de nosotros, desautoricemos los juicios y conductas ajenas para que nos se instalen en nuestro Ser ya que lo que es externo a nosotros no nos pertenece salvo que lo adoptemos como propio.
Y soltar…… desapego y perdón son condiciones básicas en el camino de la sanación.
Mir
