Ser Uno Mismo

Démosle cabida en nuestra vida al conocimiento. En esta época tan especial, en la cual las relaciones de toda índole parecen colapsar nos sentimos quizás desorientados. La cuestión es entrar en un entendimiento de orden superior, sentimos que ya nada funciona como antes. Es el momento del auto-conocimiento. Tal vez siempre estuvimos ahí para todos, menos para nosotros mismos. Puede que fuera usual contener, comprender, acompañar, asistir, ayudar, escuchar a los demás. A todos menos a nuestro propio Ser. Quizás se deba a que nos enseñaron a solidarizarnos con el entorno y eso nos haría mejores personas. El asunto es que nos olvidamos de aprender a priorizarnos. Sonaba a egoísmo pensar primero en nosotros, no parecía ser adecuado ante la mirada de los demás. Aunque llega un punto en la vida que si no nos nutrimos ya no queda nada para poder “dar”. Jugamos a comprender a los que nos rodean sin habernos comprendido, a contenerlos sin contenerlos, a sostenerlos sin sostenernos, a asistirlos sin asistirnos y lo que es más importante a amarlos sin haber transitado por el amor hacia quién yo soy en realidad. Necesito valorar a quién realmente habita en mí, si pongo los valores por fuera de mi Ser no podré sentir la completitud. Desde ese lugar de “carencia”, solo es posible atraer relaciones de “carencia”, siento que “necesito” lo que determinadas personas me dan y si existe esa necesidad es porque no aprendí a generarlo en mi mismo. De ahí parte esa sensación de vacío interior que se provoca cuando un vínculo se disuelve, nos sentimos como “incompletos”. El camino de la autorrealización es propio, somos acompañados por esos seres que ofician de maestros en nuestra vida. Ya es momento de rendir bien la materia!!! Aprobemos de una vez!!! Todo lo que se reitera en la vida a través de diferentes circunstancias son lecciones a aprobar y cuánto antes entendemos este mensaje más fluido será el sendero que recorramos. En la auto-observación sabremos cual es la carencia y desde allí decidiremos de que manera resolveremos continuar hacia la completitud. Es un largo camino que nos llevará a la dicha de ser quiénes somos en realidad y ya no seremos lo que los demás esperan que seamos. Si tanto se extraña a quién se desvinculó de nosotros porque nos escuchaba y comprendía, es bueno preguntarse hasta que punto escuchamos a nuestro interior y comprendemos las señales que nos “grita” nuestro cuerpo físico. Es una ardua tarea la de complacer a tantos y olvidarse de la complacencia de vivir nuestras vidas de acuerdo a nuestros contratos álmicos. Mir